Daniel Pintado, orgullo ecuatoriano, brilla con su Medalla de Oro

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Historia pura lo que logró el ya mejor marchista del mundo, Daniel Pintado. El ecuatoriano puso su nombre y el de su país en lo más alto del podio que ya lo vuelve «inmortal». Pero qué contrastes que nos regala el deporte, un día puedes tener los sentimientos a flor de piel, y al otro puedes estar en la cima del mundo en los Juegos de París.

Me decían que viniera a competir sin presiones, pero hay que sentir la presión. Yo venía aquí a hacer historia. Ayer en la noche estaba llorando en mi habitación porque estaba muy nervioso.

LA FAMILIA, LA MEJOR MOTIVACIÓN PARA DANIEL

Palabras llenas de razón, para ganar hay que saber sufrir, convivir con esa presión, abrazarla. Esa es la diferencia entre ser inmortal y quedarse en el camino. Es justo en estos momentos donde la familia cobra una relevancia crucial. La famila, el motor que mueve mundos y te lleva a donde sea.

Me hacía falta mi familia, mi hijo. Fue mi hijo de 9 años el que tuvo que mandarme un audio para tranquilizarme. Me dijo que me iban a querer igual, pasara lo que pasara, que yo siempre iba a ser un campeón para ellos.

A estas alturas, la diferencia entre todos los competidores es muy pequeña, todo siempre se termina decidiendo por pequeños detalles, que al final se vuelven grandes detalles. Crucial no descuidarse y mantenerse concentrado para lograr todos los objetivos.

Son los detalles los que nos hacen campeones. Todos estamos casi al mismo nivel. Lo que marca la diferencia es la confianza, el trabajo. No asimilo aún lo que he conseguido. Ya cuando vi la cinta de la meta, donde ponía París, ahí ya me di cuenta de que iba a ser campeón. No solo hice historia yo, todos los ecuatorianos la hicimos.

Vía Excélsior

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